De las limitaciones de nuestra mente...

En momentos de crisis, a todo profesional que se precie le habrá acudido al pensamiento la palabra "cambio".

Cambios hay de muchas clases:
  • cosméticos, se realiza un maquillaje para que en realidad no cambie nada.
  • evoluciones, se realizan cambios paulatinos para llegar a una situación diferente de la de partida sin provocar tensiones internas.
  • revoluciones, se realizan cambios drásticos muy rápidamente para llegar a una situación diferente en el plazo mínimo posible.

Normalmente veremos que, en implantaciones de cualquier clase y no necesariamente ligadas con tecnología, una de las variables que podemos encontrar es la resistencia al cambio.

La resistencia al cambio es un estado mental, pero no es un estado situacional.

Muchas veces, nos escudamos en este tipo de episodios (por miedo, por necesidad...) para esconder nuestra propia incapacidad de evolucionar, sencillamente es más cómoda la rutina diaria y no salir de los caminos trillados.

Hubo un día que, hablando con un directivo de una compañía, me dijo algo así como que eran "alemanes", entendido como rigidez en procedimientos internos.

Yo, al principio, me mostré de acuerdo, incluso dije algo así como "muy alemanes".

Pero luego, reflexionando, me di cuenta que el problema no era el control (o no control) de los ejecutivos de esta nacionalidad... y si mirábamos el número de personas de esta nacionalidad presentes en esta empresa, no llegaban a diez...

Probablemente el problema principal es que tienen miedo de realizar cambios ya que es muy cómodo seguir los senderos conocidos y como existe a quien echarle la culpa...

Cuando inicié la escritura de este post confieso que iba a acabar con alguna referencia al "Síndrome de Estocolmo", pero en el caso que describo, la situación entiendo que es otra.